Otra manifestación

Es fácil predecirlo: habrá mucha gente, decenas de miles, en la nueva protesta de esta tarde convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo y su inefable dirigente, José Alcáraz [en la foto, EFE], contra una posible negociación del Gobierno con la banda terrorista ETA. Como no hay contactos, no al menos demostrados por nadie, más allá del patológico optimismo de Zapatero y sus conjeturas erróneamente formuladas en público, sólo cabe concluir que la marcha es un golpe directo contra el Ejecutivo y su política antiterrorista.

He defendido siempre que no es la política el terreno de las víctimas. En los últimos días, directivos de algunas de estas asociaciones han llegado a contraponer sus posiciones con las de las "víctimas socialistas", que han difundido un comunicado de apoyo a la estrategia del Gobierno. Hay otros colectivos que se oponen a la manifestación de esta tarde, la tercera desde que el PSOE ganó las elecciones, por considerarla partidista y ajena a los intereses de los damnificados por el terror. Es lo que han conseguido, la división, el enfrentamiento, la politización.

Menos mal que había consenso en que la política antiterrorista la marca el Gobierno y los demás, incluida la dolorosa oposición del PP, la siguen. Menos mal que los demócratas íbamos juntos frente a ETA para ser más fuertes, para protegernos. A algunos críticos -especialmente memoriosos- habría que recordarles aquellos artículos en que los popes mediáticos de la derecha hacían cuentas sobre cuántas décadas gobernarían sus amigos populares una vez desapareciera el terror vasco. (Llegaban a sumar algunas quinquenios porque Aznar también iba a devolvernos Gibraltar gracias a sus relaciones Azoriles con Blair).

También acusan a Zapatero de marginar a la oposición. Se refieren al grupo de hooligans que lideran Acebes y Zaplana. Qué más quisiera el presidente que tener de interlocutor a un Almunia. Y recuerden, el Pacto por las Libertades fue una iniciativa de ZP. Cuando era Bambi, claro.