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SOLLOÍNA

Lozano lidia con la más fea

Lozano lidia con la más fea

Lydia Lozano, habitual tertuliana de los programas de cotilleo de la televisión en general y de Telecinco en particular, ha sido duramente reprendida por el Consejo Deontológico de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), que ha respondido a una queja de la Asociación de Usuarios de la Comunicación sobre las informaciones difundidas por tan dicharachera reportera relativas a la desaparición de Ylenia Carrisi, la hija de los cantantes Al Bano y Romina Power. Concluyen los sabios sin remilgos [Informe completo .pdf]:

"1.- Estimar, de acuerdo con la parte demandante, que la periodista doña Lydia Lozano en las informaciones que difundió a través de distintos programas emitidos por la cadena Telecinco, ha conculcado el deber de los periodistas en relación con los principios deontológicos de la profesión, vulnerando múltiples normas y principios, tal y como se ha concretado en el informe de este expediente 2. Principalmente y con carácter general la anterior trasgresión afecta al parágrafo 2 del Código deontológico de la FAPE que señala: El primer compromiso ético del periodismo es el respeto a la verdad”. (…)3. La Comisión entiende que en este caso concurre una especial gravedad ya que la reiteración de las informaciones, y consecuentemente el incumplimiento de los deberes deontológico, se ha producido durante varios meses, en perjuicio de la formación de una opinión pública libre, creando alarma social entre los ciudadanos y pudiendo, incluso, llegar a erosionar también la credibilidad de los medios de comunicación. (…)" 

Lamentablemente, el Consejo se manifiesta incompetente para atender el requerimiento de la Asociación de Usuarios de la Comunicación para que también “se requiera a Telecinco para que no incurra en el futuro en tales prácticas”. Pese a esta limitación, es gratificante comprobar que se puede luchar contra la impunidad de los personajillos que pueblan las pantallas y que incluso, a veces, apelan, con gestos de damiselas ofendidas, a su honorable profesionalidad... de arpías malhabladas. Basta con aplicarles el Código Deontológico. O el Penal, si hiciera falta.

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