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SOLLOÍNA

Niña mía

Niña mía

Mi adolescente cumple hoy 16 años. 

El origen de su nombre es este poema de Rafael Alberti, dedicado a su hija. Lo descubrí en "Poemas del destierro y de la espera", de Austral. Ese libro lo compré en el primer mitin que el PCE convocó en Andalucía tras su legalización, en la primavera de 1977. Fue en un complejo de piscinas de Coria el Río (Sevilla). Allí estuvieron Santiago Carrillo, Pasionaria, Alberti y los cantautores militantes o compañeros de viaje de la época. Casi todos firmaron aquel ejemplar, ahora desencajado.

Luego supe -y desconozco si es una leyenda- que Alberti llamó a su hija Aitana porque la sierra valenciana de ese nombre fue lo último que él y una embarazada María Teresa de León vieron al salir de España, camino del exilio.

En su página 127 todavía late un poema de 9 de agosto de 1956 que dice...

Para Aitana

Aitana, niña mía, baja la primavera
para ti quince flores pequeñas y graciosas.
Sigues siendo de aire, siguen todas tus cosas
siendo como encantadas por una luz ligera.

Aitana, niña mía, fuera yo quien moviera
para ti eternamente las auras más dichosas,
quien peinara más luces y alisara más rosas
en tus pequeñas alas de brisa mensajera.

Aitana, niña mía, ya que eres aire y eres
como el aire y remontas el aire como quieres,
feliz, callada y ciega y sola en tu alegría,

aunque para tus alas yo te abriera más cielo,
no olvides que hasta puede deshojarse en un vuelo
el aire, niña Aitana, Aitana, niña mía.

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