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SOLLOÍNA

La identidad de un suceso

Un bestia sobre una moto de gran cilindrada dispara a bocajarro contra dos guardias de seguridad que cargan sacas de dinero a las puertas de un banco junto al mercado de El Viso del Alcor (Sevilla). Uno de ellos muere poco después en el hospital; el otro está grave, pero fuera de peligro. El asaltante se fuga con una bolsa de cien mil euros.

Otro absurdo arrebato de violencia que deja viuda e hijos. Otro mal nacido sin escrúpulos.

En el trajín posterior, el inexperto alcalde Manuel García Benítez sólo trata de dejar a salvo el honor de su pueblo: No hay identificación posible del ladrón porque llevaba la cabeza cubierta con el casco de la moto, pero sospecha [sic] que en los hechos no ha intervenido ningún visueño ni ninguna visueña.

¿Mejor que sea de Mairena del Alcor, que linda con El Viso, o de Carmona, que está un poco más allá, o de Sebastopol, que está mucho más lejos?

Y qué más da, buen hombre, de donde sea un tipo que es capaz de entrar en una calle transitada a toda velocidad y a tiro limpio para llevarse una saca de dinero. Es como si el banquero se sintiera aliviado por salvar otros 100.000 euros. O como en aquellos tiempos de las primeras pateras, cuando compañeros de determinadas provincias se resistían a informar de los inmigrantes porque daban mala imagen de su tierra.

Como tantas veces, hay raíces que más que unir, ahorcan.

Como siempre, hay que atender a la víctima y confiar en que los polis detengan al malo. Y ya le preguntarán por el origen de su maldad.

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