"Aitana, niña mía"
Desde las 13.15 horas de hoy, Aitana es mayor de edad. Aquella recién nacida de 3,130 kilos y 50 centímetros peludos ha cumplido 18 años. Ya no puede delinquir, como dice ella; ya la puedo echar de casa sin problemas legales, como le digo yo. Y aprovecha la risa cómplice para pedir el carné de conducir, un coche, la luna envuelta en celofán...
Celebra el cumpleaños con un mohín de fastidio, entre exámenes finales y expectante ante la Selectividad, a la espera de acceder a los misterios de la biotecnología. Que no sé yo de dónde le viene esa inquietud científica que siempre he animado mientras sufre con las matemáticas y se apasiona con la historia.
Tanita se ha convertido en una mujer guapa, menuda, con carácter, y una enorme curiosidad por este mundo que quiere descubrir y abarcar en toda su extensión. A ese avatar se enfrenta con el ímpetu de la edad, la solidez del conocimiento y la ilusión de vivir plenamente. Desde el amor a sus gentes. Con el cariño de amigos y familiares. Felicidades, princesa.
Un padre con baba que recupera el poema del que surgió su nombre cuando ni siquiera era el sueño de una célula hija.
"Aitana, niña mía, baja la primavera
para ti quince flores pequeñas y graciosas.
Sigues siendo de aire, siguen todas tus cosas
siendo como encantadas por una luz ligera.
Aitana, niña mía, fuera yo quien moviera
para ti eternamente las auras más dichosas,
quien peinara más luces y alisara más rosas
en tus pequeñas alas de brisa mensajera.
Aitana, niña mía, ya que eres aire y eres
como aire y remontas el aire como quieres,
feliz, callada y ciega y solaen tu alegría,
aunque para tus alas yo te abriera más cielo,
no olvides que hasta puede deshojarse en un vuelo
el aire, niña Aitana, Aitana, niña mía".
Rafael Alberti, Balada y Canciones del Paraná
Así suena en la voz del poeta.
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