Blogia
SOLLOÍNA

Malos y peores

El otoño destapa las vergüenzas de la política española y Zapatero y su Gobierno tropiezan con esa realidad a la que no nos cansamos de calificar de tozuda; como el asesino, siempre vuelve. Por eso están aquí de nuevo, con toda virulencia, la inmigración y la territorialidad. Y otra vez tan lejos de cualquier posibilidad de acuerdo entre los dos grandes partidos nacionales. El PP sabe que su extremismo en ambos asuntos le reportará beneficios electorales, como ya reflejan las encuestas publicadas hoy. El PSOE teme que un mal paso le despeñe por el desfiladero. El optimismo del presidente del Ejecutivo se torna en dudas y nadie a su alrededor parece saber cómo afrontar tan graves conflictos.

Otras circunstancias históricas han demostrado que la amistad con Marruecos es una travesía por el filo de la navaja. Ahora no lo es menos. Los vecinos no tienen empacho en disparar a los negros que intentan saltar las vallas de Ceuta y Melilla. Menos aún en dejarlos a su suerte en el desierto. Mientras, los socialdemócratas relamen su mala conciencia con tibias expresiones en los telediarios y compungidas declaraciones. Los contables del partido recelan del probable  alejamiento de una progresía perezosa que puede optar por la abstención en próximas citas electorales ante la despiada reacción contra los inmigrantes.

La derecha ultramontana que se postula como alternativa lo tiene más claro: hay que devolver al ilegal al otro lado de la frontera, y allá película. Sin más zarandajas. Como entonces: teníamos un problema y lo hemos solucionado, que dijo Aznar, el apocalíptico. De paso reivindicamos la españolidad de Ceuta y Melilla frente a la timorata actitud del Gobierto, y sacamos pecho delante del moro.

Si en una primera etapa parecía que el talante impregnaba la realidad, ahora parece que la realidad anega el talante. Y la derecha no está dispuesta a soltar el hueso.

 

0 comentarios