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SOLLOÍNA

El caso del casting porno

Asombrado me tiene la última campaña del PP andaluz contra la Radio Televisión de Andalucía, que le ha llevado a pedir explicaciones al presidente autonómico, Manuel Chaves, y el cese fulminante del director general de la cadena pública, Rafael Camacho. El objeto de lo que ha sido calificado de “no sólo de un escándalo sin precedentes en Andalucía, sino además de un asunto turbio”, es un operador de cámara de Cana Sur Televisión que “supuestamente”, dice el comunicado oficial del grupo Popular en el Consejo de Administración de la RTVA, fue sorprendido haciendo un casting para una película pornográfica en instalaciones y con medios de la radio y televisión de Andalucía, por lo que fue sancionado con un mes de empleo y sueldo.

Indica el texto que los consejeros populares relataron en la reunión del Consejo de ayer que una investigación policial posterior descubrió que esta persona utilizó medios informáticos de la empresa para acceder a páginas de pornografía infantil en internet. Protestaron también porque el protagonista de los hechos supuestos fue trasladado luego al programa infantil “La Banda”. Se quejaron de que el director general sólo respondiera que no tenía “información suficiente en este momento sobre hechos que ocurrieron hace mucho tiempo”, en 2003, según precisó. “Si lo ignora, malo; pero si lo sabe y lo oculta, peor”, fue la sagaz conclusión.

El caso continúa. Otro comunicado, ahora de la Oficina de Información del PP de Andalucía, dice: “El PP pide explicaciones a Chaves y el cese fulminante de Camacho por el escándalo del ‘casting porno’”. El portavoz del Grupo Popular en la Comisión de Seguimiento y Control de la RTVA, José Luis Sanz, considera “penoso para Andalucía que la televisión pública sea tristemente famosa fuera de la comunidad por situaciones vergonzosas”. Eso sí, a causa de un operador que “supuestamente” entró en páginas de pornografía infantil. Las referencias a la manipulación, la nefasta gestión económica y la telebasura vienen después.

Una duda: quién es el operador en cuestión para que el PP lance su maquinaria propagandística contra él por un asunto aparentemente tan escaso de pruebas como abundante en supuestos. Porque no me creo el arrebato moral por muchas referencias a la dignidad que hagan sus señorías. Aquí huele a caza mayor. O han perdido el norte del todo de tanto abrevar en el todo vale.

3 comentarios

M. Sollo -

Por cierto, no trato ni quiero ser ejemplo de nada. Para nadie. Excepto quizá para mi hija. Y prefiero que sea como la madre. Otro carácter.

M. Sollo -

Tengo una ventaja ética sobre usted. Yo firmo lo que escribo. Usted se esconde tras el nombre de un viejo jugador del Sevilla Fútbol Club; negro para más seña. Quizá porque usted está acostumbrado a eso, a trabajar de negro para unos u otros. Yo siempre he dado la cara, con la suficiente profesionalidad como para que -hayan gobernado unos u otros, en mejores o peores tiempos- siempre haya tenido un lugar en la redacción. Y he visto pasar a muchos jefes, gentes, partidos. La ética está en el buen trabajo diario, veinte años a pie de obra tras aporbar unas oposiciones, sin padrinos, ni eso tan moderno que llaman contactos. Por fortuna, sin bajas laborales, creo recordar, fiel a mis principios y a la empresa que me paga. Es más, no tengo relaciones personales con ningún político. Vivo en mi pueblo de siempre, en una casa de 80 metros, tengo un coche de diez años, mi hija acude a un colegio público, no pertenezco ni a Sanitas ni al Sevilla. Si usted conoce, como parece que sí, la empresa en que trabajo, sabrá también que "los pluses que he podido acumular" -ganados en horas extras y con trabajo de calidad- apenas suponen una gratificación. Así que no hago "caldo", ni gordo ni flaco. No sé cocinar. Ni mi áspero carácter ético me lo permite. Un saludo, oscuro conocido.

Biri biri -

Tiene mucha gracia que critique el proceder de Carlos Herrera cuando usted ha estado haciéndole el "caldo gordo" al PSOE, al PP o a sus amigos del PA cuando le ha interesado.
Usted no es ejemplo de nada porque también su sentido de la ética se mide por los pluses que ha podido acumular como "obrero radiofónico", tal y como se define, en su dilatada carrera.
Un poquito de por favor, sr. Sollo.