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SOLLOÍNA

El arma secreta de la SEPI

"Además, la SEPI prevé que más trabajadores [de RTVE] se acojan a bajas específicas cuando se apliquen medidas de movilidad geográfica entre la plantilla restante". Cinco Días.

Es la deplorable clave de toda la negociación para presionar a una plantilla envejecida y temerosa de los cambios.

Las partes vuelven a negociar esta tarde, a esta hora. Me he resistido a volver sobre el asunto. Me afecta. Afecta a muchos compañeros y amigos que temen, recelan, sufren. Van a cerrar sus emisoras (Marbella, La Línea). Prevén una fuerte reducción de plantilla. Llevan años de trabajo. Honrado, leal. ¿Qué será de ellos, de todos, de los que quieren y no quieren irse, de los que tendrán que hacerlo? ¿Quién paga la cajita de cartón que se ve en las pelis americanas donde un afanoso empleado coloca con desolado mimo la agenda, la foto de los niños, el cuaderno de notas, los regalos de los colegas? Llaman y dicen: "Es que además son los socialistas". Y dejan suspendido en el aire el eco interior que desgarra: "... Los nuestros; la izquierda; el cambio".

Vendrá ahora un tecnócrata y te dirá que si no quieres la prejubilación que te ofrecen, el dinero rentista y miserable que quema, te podrán trasladar a Pernambuco para que dobles la testuz y firmes la baja, el despido fraudulentamente encubierto en pactos, rúbricas, componendas. Los nuestros. El suave tercer grado de la socialdemocracia, que reduce a cenizas los medios públicos de comunicación. 

Actualización 1.00, madrugada

Un hombre, una mujer -"así tomados de uno en uno, son como polvo, no son nada"-. 50 años. Casi media vida por delante, en lo mejor de su profesión, cuando más preparado y maduro para afrontar los retos del periodismo, para hablar de verdad, sin miedos ni prejuicios. 50 años y prejubilado, sin esperanza laboral, con el 72% del sueldo para ir tirando. Que esa es otra. Los niños a la Universidad con las becas de Zapatero, los pisitos de Zapatero, el plan de pensiones de Zapatero. 4.150 a la calle. Y aún tienen la indecencia de anunciar nuevos contratos, una vez limpien las redacciones de molestos cincuentones. El suave tercer grado tiene aliento de escabechina liberal o de alicorta patraña para embaucar sindicatos subvencionados. Mal que me pese, habrá que seguir informando.

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