Más (y mejor) cine, por favor
Está cantado. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación -Internet y derivados- han cambiado los hábitos ciudadanos y los medios tradicionales se resienten. El negocio se tambalea. Desde la prensa a la televisión (Tele 5, la cadena generalista de más audiencia apenas supera el 21%). Y, cómo no, el cine.
Las salas españolas perdieron el año pasado 20 millones de espectadores respecto a 2006, según el balance del Ministerio de Cultura. Peor aún le fue al cine español, abandonado por seis millones, pese al éxito de El Orfanato. Los motivos: las descargas en la red, la mediocridad de las películas y las nuevas formas de entretenimiento.
Ir al cine es una incómoda odisea de coche, aparcamiento, horarios incompatibles, colas, entradas caras. Eso si antes has podido encontrar una oferta gratificante. El home cinema triunfa -en dura competencia con los videojuegos y otros artefactos modernos-; las salas se vacían sin remedio.
Para colmo, el sábado un periódico regala El Hundimiento y el domingo, otro diario, Ciudadano Kane. Así no hay manera.
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