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SOLLOÍNA

El tajo y la autoestima

Estimado Allen,

hay sueldos que no motivan en un horizonte de despertadores que redoblan a las seis de la mañana. No es a pico y pala, cierto. Pero parece que uno debe levantar las calles de madrugada.

Para aliviar, rebusco en los pliegues del insomnio un hálito de autoestima. Ahí aparece un fragmento. Es el correo que me rebotó en julio una compañera. Se lo envió La Elvis, amiga común ahora jubilada, una institución en la radio que ya no es.

"...Cuando el lunes vuelvas a ver al Sollo, dale besitos de mi parte. La verdad es que le tengo bastante querencia al chaval, porque si hay cosa que soporto muy mal es a los tontos, y del Sollo se pueden decir bastantes cosas, pero lo ultimo seria considerarlo tonto, porque la verdad verdadera, es que es una jarta inteligente. Y listo, que no es lo mismo, pero que tambien, vaya."

Lástima que el Sollo, que adora a la Elvis, sólo aspire a hacerse el tonto.

Y cada vez le cuesta menos.

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