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SOLLOÍNA

Carnaval

Regreso de Costa Ballena

De nuevo el pequeño y desordenado despacho: los montones de libros (tantos por leer), las fotocopias, los recortes. Antes, el atasco, el atarcedecer a la espalda donde queda el mar, la mirada perdida de la mañana: esos inmensos aviones norteamericanos suspendidos sobre la base militar y el perfil extendido de Rota, a un lado; al otro, la desembocadura del Guadalquivir y la bruma de Doñana. Arriba, bandadas de aves que rasgan el azul hacia su cobijo. En torno, aún los ecos del Carnaval (chiquito y divertido, en Chipiona): tambores, coplas, bailes, entre máscaras luminosas que ocultan, seducen e insinuan. Ser otro en ese rastro de alcohol que te brilla en los ojos con el ropaje de la madrugada cubriendo los sueños. Otro, que tanto se parece a ti mismo, desnudo ya de disfraz.

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