Dedo
En ese estilete sin afilar se pudre toda la terrible amenaza terrorista.
Periodista Digital.- El etarra y ex diputado de HB Anjel Alkalde, que en 1989 huyó tras ser puesto en libertad provisional para tomar posesión de su escaño en el Congreso, fue detenido ayer en las escaleras de la Audiencia Nacional, en Madrid, adonde había acudido junto a los abogados que asistieron a las declaraciones de 14 de los detenidos en la operación contra la estructura de captación de ETA. Tras su fuga en 1989, Alkalde protagonizó apariciones públicas cargadas de mensajes simbólicos, desafiando a la policía y a la justicia.
Pero la justicia puede quebrar la miserable mirada del que puede ordenar al que dispara que dispare y, por eso mismo, puede decidir, impasible, sobre la vida y la muerte, escondido en la egolatría de creerse pueblo, de otorgarse a sí mismo el poder de un pueblo, de justificar la tropelía de colacar por encima del individuo al pueblo, en el improbable supuesto de que tal entelequia existiera más allá de los ciudadanos, "así tomados de uno en uno", que sólo ansían paz, salud y libertad, sin más dedo alzado que el del que quiere expresar una opinión en un ámbito democrático compartido.
Periodista Digital.- El etarra y ex diputado de HB Anjel Alkalde, que en 1989 huyó tras ser puesto en libertad provisional para tomar posesión de su escaño en el Congreso, fue detenido ayer en las escaleras de la Audiencia Nacional, en Madrid, adonde había acudido junto a los abogados que asistieron a las declaraciones de 14 de los detenidos en la operación contra la estructura de captación de ETA. Tras su fuga en 1989, Alkalde protagonizó apariciones públicas cargadas de mensajes simbólicos, desafiando a la policía y a la justicia.
Pero la justicia puede quebrar la miserable mirada del que puede ordenar al que dispara que dispare y, por eso mismo, puede decidir, impasible, sobre la vida y la muerte, escondido en la egolatría de creerse pueblo, de otorgarse a sí mismo el poder de un pueblo, de justificar la tropelía de colacar por encima del individuo al pueblo, en el improbable supuesto de que tal entelequia existiera más allá de los ciudadanos, "así tomados de uno en uno", que sólo ansían paz, salud y libertad, sin más dedo alzado que el del que quiere expresar una opinión en un ámbito democrático compartido.
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