Víctimas de reportajes
Así lo relata Periodista Digital:.
"En primer plano, una mochila en un tren y... ¡bum! Una enorme explosión convierte la pantalla en una bola de fuego y recuerda a todos la terrible matanza ocurrida hace casi un año en Madrid. A continuación, el reclamo explícito se refuerza con una frase: 11M. La película de los hechos. Y por último, aparecen el autor del reportaje que se anuncia, El Mundo TV y Telemadrid, en colaboración con TVG y Canal 9. 'A la gente le gusta el morbo', es la única explicación que encuentra Cristina Salado, encargada de Comunicación de la Asociación 11-M de Afectados de Terrorismo.
Esa imágen de la mochila que estalla es la publicidad escogida por El Mundo para promocionar el último reportaje de su productora de televisión: '11-M: Historia de un Atentado'. Una secuencia que no coincide, precisamente, con lo que las víctimas del terrorismo, concretamente las del 11-M, han pedido reiteradamente en los medios de comunicación. Es decir, que no se reproduzcan las imágenes de aquellos terribles momentos".
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Aparquemos unos días el debate sobre la emisión de imágenes de actos terroristas. Por respeto a las víctimas, que no quieren que se reproduzcan las del 11-M con motivo de este primer aniversario de la matanza de Madrid. Aunque yo piense que la visión del horror -crudo, sin morbo, sin manipulaciones, objetivo- puede contribuir a su derrota. Denunciemos, empero, el manoseo interesado de lo ocurrido para divulgar tesis más que dudosas, cuando no directamente falsas, para alimentar la confusión política y mediática. Esos reportajes que viajan sin pudor del desgarro del herido al subsuelo de la cámara oculta. Ya hace unos meses, la blogosfera ardió por una campaña publicitaria de similares características lanzada por elpais.es, que obligó al periódico a disculparse y abrir una investigación interna. De la investigación nunca más se supo, como hemos lamentado en más de una ocasión, pero al menos quedó la rectificación pública. Ahora nos encontramos de nuevo con la utilización cruel e innecesaria de las imágenes y del dolor. Juegan con las emociones y con el sufrimiento. Creen que la manipulación es más certera que el relato objetivo de los hechos. Sobre todo para sus intereses. Políticos y económicos. Justo lo que no se merecen las víctimas.
"En primer plano, una mochila en un tren y... ¡bum! Una enorme explosión convierte la pantalla en una bola de fuego y recuerda a todos la terrible matanza ocurrida hace casi un año en Madrid. A continuación, el reclamo explícito se refuerza con una frase: 11M. La película de los hechos. Y por último, aparecen el autor del reportaje que se anuncia, El Mundo TV y Telemadrid, en colaboración con TVG y Canal 9. 'A la gente le gusta el morbo', es la única explicación que encuentra Cristina Salado, encargada de Comunicación de la Asociación 11-M de Afectados de Terrorismo.
Esa imágen de la mochila que estalla es la publicidad escogida por El Mundo para promocionar el último reportaje de su productora de televisión: '11-M: Historia de un Atentado'. Una secuencia que no coincide, precisamente, con lo que las víctimas del terrorismo, concretamente las del 11-M, han pedido reiteradamente en los medios de comunicación. Es decir, que no se reproduzcan las imágenes de aquellos terribles momentos".
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Aparquemos unos días el debate sobre la emisión de imágenes de actos terroristas. Por respeto a las víctimas, que no quieren que se reproduzcan las del 11-M con motivo de este primer aniversario de la matanza de Madrid. Aunque yo piense que la visión del horror -crudo, sin morbo, sin manipulaciones, objetivo- puede contribuir a su derrota. Denunciemos, empero, el manoseo interesado de lo ocurrido para divulgar tesis más que dudosas, cuando no directamente falsas, para alimentar la confusión política y mediática. Esos reportajes que viajan sin pudor del desgarro del herido al subsuelo de la cámara oculta. Ya hace unos meses, la blogosfera ardió por una campaña publicitaria de similares características lanzada por elpais.es, que obligó al periódico a disculparse y abrir una investigación interna. De la investigación nunca más se supo, como hemos lamentado en más de una ocasión, pero al menos quedó la rectificación pública. Ahora nos encontramos de nuevo con la utilización cruel e innecesaria de las imágenes y del dolor. Juegan con las emociones y con el sufrimiento. Creen que la manipulación es más certera que el relato objetivo de los hechos. Sobre todo para sus intereses. Políticos y económicos. Justo lo que no se merecen las víctimas.
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