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SOLLOÍNA

Papa Ratzinger

Papa Ratzinger Los (peores) pronósticos se han cumplido con sospechosa puntualidad, lo que dice poco a favor de la posible intervención del Espíritu Santo en la elección de este Papa, que representa un continuismo esaborío -dicho en andaluz- frente al aire más campechano, como de agricultor polaco, que emanaba Juan Pablo II. En todo lo demás, el bávaro, que firmará como Benedicto XVI, es igual de ortodoxo, si no más. Como demostró en el alegato integrista del sermón de la misa "Pro eligendo Pontifice", previa al comienzo del cónclave, donde presentó su programa electoral.
Tampoco es tan extraña la designación. El guardián de las esencias que asciende... (Sin ánimo de epatar, también lo hizo Putin desde el KGB soviético a la cima de la Rusia imperial)... con el apoyo de un cardenalato en el que la inmensa mayoría de sus miembros fueron nombrados por el difunto Wojtyla entre lo más conservador del clero mundial, con el aliento del prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ese remedo moderno que esconde y suaviza los hábitos de la Inquisición como han atestiguado numerosos teólogos avanzados o inquietos.
Así las cosas, a los católicos sólo les queda rezar y confiar en el Espíritu Santo, que si como parece ha intervenido poco esta vez, puede que guarde alguna sorpresa final.

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