Un calamitoso debate

A la arcadia feliz de Zapatero -con varias decisiones acertadas: retirada de tropas, derechos civiles, apertura de la televisión pública- se le pueden oponer, a derecha e izquierda, muchas lacerantes realidades, numerosas promesas que no cumplirá jamás, la denuncia de sus gestos vacuos, el vértigo del debate territorial, el reproche de vender como virtud lo que es inmovilidad. El drama de un Gobierno perdido en el talante de hacer poco y hacerlo regular, en fin. Pero no la política antiterrorista; no ETA; no cuando persiste la amenaza del tiro en la nuca, cuando apenas se ha avanzado con tímida prevención hacia no se sabe dónde. Esperaba al menos lealtad institucional ante el compromiso del presidente de que consultará al Congreso las decisiones sobre el futuro de la banda terrorista vasca.
¿Cómo la quiere Rajoy? ¿Rota? ¿Roja? ¿Destruida? Me preocupa hacia dónde pueda llevarnos Zapatero. Me parece impresentable la actitud del dirigente opositor. Es la sensanción tras un calamitoso debate.
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