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SOLLOÍNA

Objetivos televisivos

"Buscamos programas rentables, con audiencia y que den que hablar".

Lo ha dicho Peio Sarasola, director de Programación de Antena 3 TV, al presentar los nuevos espacios dominicales de la cadena. (El País, 9-10-2005, pág. 68).

Son magníficos objetivos, ya apuntados por otros en los libros de la periodista Mariola Cubells "¡Mírame, tonto! Las mentiras impunes de la tele" y "Mentiras en directo. La historia secreta de los telediarios". Esos directivos que entienden los programas como excusas para que los anunciantes coloquen sus mensajes, como carnaza que el pueblo anhela, como cuenta de resultados. Describe Cubells las televisiones autonómicas, pero puede ser cualquier otra:

"Una tele autonómica, salvo excepciones, sirve para cumplir todos los compromisos de colocación que se te han quedado pendientes (ya no caben más en la Administración, ni en la Sanidad, ni en los puestos privados de empresas amigas), para contentar a alcaldes vanidosos, para contar a tus ciudadanos que tu presencia constante es necesaria porque quieres estar cerca de ellos, para que las productoras de tus amigos hagan esos programas emblemáticos que sin duda consiguen elevar el nivel de esos pueblos anclados en el pasado, para que tu director general pueda vender a la cadena las películas de cone que distribuye la empresa de su mujer..."

Lamento la ausencia de nombres concretos que apenas se insinúan. Lamento esos guiños al viejo nuevo periodismo de diálogos y escenas supuestos, esa filtración de ficciones entre la acidez clarividente de los hechos. Lamento cierta parcialidad en el relato y la insistencia en según qué televisiones; ella también come, me digo. Pero estos libros son necesarios. Ahora más que nunca. Ahora... que las empresas privadas de comunicación y sus voceros vuelven a enarbolar el espantajo del estalinismo para fortalecer sus feudos de manipulación y explotación laboral. Mañana seré más preciso.  

 

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