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SOLLOÍNA

Caffarell, en su laberinto

La directora general de RTVE ha dicho en el congreso sobre televisión de Huelva que no cabe concebir una televisión pública de calidad si  no es  con un modelo de financiación mixto, con recursos del Estado que sufraguen el servicio público, y la publicidad. Pero Carmen Caffarell ha reclamado la intervención de los poderes públicos para poner en orden en el mapa mediático, en el que, oh Jiménez Losantos, incluye a la radio.

“También tenemos que empezar a hablar de una radio de calidad, de los límites éticos y estéticos de la radio. Diría más. En la sociedad de la información y del conocimiento que se apunta en el siglo 21, el peso de los medios audiovisuales en la conformación de la conciencia colectiva y la opinión pública es de tal dimensión que sería una irresponsabilidad por parte de los Estados modernos dejar ese protagonismo en exclusiva a aquellos medios que, esencialmente, persiguen intereses mercantiles”.
 
Caffarell defiende la más absoluta intervención estatal, tan poco querida al vicepresidente económico, Pedro Solbes. A ver cómo se acompasan ambos en la reforma de RTVE, con De la Vega vigilante. Para no dejar las conciencias en manos mercantiles, mayormente. Ni las ondas ni el dial. Mientras, las televisiones privadas rechazan el proyecto de Consejo Audiovisual que prepara el Gobierno por intervencionista y censor. ¿Qué share hará falta para dominar las conciencias y cuadrar la cuenta de resultados entre toneladas de documentales, informativos y telebasura?

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