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SOLLOÍNA

"ELPAIS.es se convertirá mañana [por hoy] en el primer medio en Internet del mundo que publica un periódico impreso gratuito actualizado de forma permanente. 24 Horas será un diario vivo, que cambiará tantas veces como lo exija la actualidad y no tendrá hora de cierre. El lector será quien decida cuándo quiere imprimirlo".  Con este propagandístico arranque informaba ayer El País de la última incorporación de su edición digital, destinada a aquellos -muchos todavía- que tienen dificultades para leer directamente en la pantalla, sea del ordenador, del móvil o de cualquier otro artilugio que puebla el mundo ciberespacial. El nuevo periódico, en formado PDF, se abría con 14 páginas y un exhaustivo resumen de la actualidad cuando lo consulté a primera hora de la tarde.

ELPAIS.es ya ofrece desde hace dos semanas a los usuarios de agendas personales (PDA) y otros dispositivos móviles una nueva edición de bolsillo con más noticias, fotografías, los servicios online más útiles, la emisión en directo del canal de televisión CNN + y el sonido de la cadena SER. También facilita la posibilidad de recibir las noticias más importantes del día a través de un mensaje en el móvil. Y prepara el lanzamiento de una versión específica para la videoconsola portátil de Sony, la PSP.

 

Es la gran ofensiva de Polanco por el mercado digital de la información y las nuevas tecnologías, tras el sonado traspiés de cobrar por ELPAIS.es, lo que ha permitido el liderazgo de elmundo.es. De ahí que sorprenda menos la gratuidad de estos servicios: la diferencia del 24 Horas de pago con el abierto sólo se limita a la presencia o no de publicidad y a ciertas ventajas en la personalización del nuevo diario. Nada relevante, pues. El presidente de Prisa ya avisó en su última Junta de Accionistas de su afán por aliarse con Telefónica en determinados proyectos de futuro, como la trilogia del Imagenio (internet, televisión, telefonía), y de las obsoletas limitaciones oficiales que perduran de la fusión de las plataformas digitales de televisión.  O lo que es lo mismo: pide ampliar el campo de juego para poder desplegar todas su fuerzas. Y son muchas. 

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