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SOLLOÍNA

¡A por ellos, oé!

¡A por ellos, oé!

El 4-0 de España a Ucrania en el Mundial de Alemania ha elevado al paroxismo la fiebre futbolística del país, como ya ocurriera con las victorias de Barcelona y Sevilla en las copas de Europa. Es lógico en un deporte que, apremiado por el negocio y el share, pero más allá, mueve los sentimientos irracionales (sé lo que escribo, fui al fútbol por primera vez con tres años y puedo pasar una tarde viendo un amistoso Togo-Mali) de millones de ciudadanos. Súmese la retahila de decepciones a las que nos tiene acostumbrados la selección nacional, rota, momentáneamente, por el gozoso triunfo de ayer, y entenderemos la explosión de júbilo de tantos vecinos en tantas ciudades de las Españas. Lo sorprendente es que haya periódicos que vinculen la razonable desmesura de los hinchas a la Unidad de la Patria, cual muro cuartelario. Regresa el atosigante Es... Paña x 3.

Como siempre que el vapuleo de la actualidad puede trasladarse al aumento de ventas, es Pedro Jota, siempre en su Mundo,  quien aprovecha el revolutum para cavar trincheras: "...Y ahora resulta que sí somos españoles" proclama desde el editorial [de pago]. Y se sobrasalta a sí mismo: "Una ola de fervor patriótico inundó ayer inesperadamente España". [Las cursivas las aporto yo]. Hombre, no. El brazo más tonto de la ley sabía que a poco que hiciera la selección se desbordaría el entusiasmo por las avenidas abiertas de la libertad. O lo que es lo mismo, cualquier excusa es buena para la fiesta. Pero el contagio alcanza al escribiente: "Por primera vez desde hace mucho tiempo, la bandera tomó las calles a cara descubierta", para reivindicar que España fue ayer "tan sólo España, de nuevo y por fin un país sin apellidos". Claro que Ramírez nunca pierde de vista sus objetivos y aprovecha para zarandear a las huestes de Polanco. Así, la retransmisión de la Cuatro cayó en el "patrioterismo" por incitar a los espectadores a ponerse de pie para escuchar el himno. Y, Villa en el punto de penalti, remata: "Tan alto llegó la marea que hasta ese grupo de comunicación [Prisa] -el mismo que repudió en su día la bandera de la plaza de Colón y que tantas veces ha avalado el replanteamiento de la idea de España- se subió a la ola de entusiasmo y colocó una enorme enseña nacional en la portada de su página web, demostrando que -con cinismo- se puede hacer negocio de una idea y de su contraria". ¡Ay, espejito, espejito!

Tampoco ABC desaprovecha la ocasión para arremeter contra los otros nacionalismos. En Unidos por la selección dice: "Alegría colectiva, banderas, cánticos y, en definitiva, la presencia de los elementos que configuran el orgullo natural por la propia nación, sin excluir a nadie y con respeto pleno al adversario. Cuando está en juego el prestigio y el éxito internacional de España, el localismo de vía estrecha queda reducido a la dimensión minúscula que le corresponde. Encerrados en su pequeño mundo de intereses y reparto de poder, algunos políticos no conectan con la realidad de la gente común. España es una nación que cuenta su historia por siglos y que vive con naturalidad en el sentimiento de millones de personas. En estos casos, nadie se acuerda de debates identitarios, supuestas realidades nacionales o egoísmos insolidarios".

Mejor, por una vez, Jiménez Losantos, que concluye su columna, incrédulo de sus propias peroratas: "¡Ernesto, pero qué es esto! ¿Que cuando había España perdíamos y como ya no hay España, ganamos? No sé, pero de no verlo..." Será que le han levantado la bota.

(Foto tomada en la manifestación de la AVT del sábado, vía Escolar).

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