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SOLLOÍNA

Dia (rios)

Nosotros y El País

Las historias, los lazos, los afectos intelectuales, siempre tan parecidos en gentes de edades e inquietudes similares. Fue mi primera reacción al artículo "El País era una fiesta", publicado en Jot Down, y en el que Pepe Albert de Paco reflexiona sobre su íntima relación con el periódico que fundó Juan Luis Cebrián, el mismo que viene firmando su parte de defunción desde aquella despedida de hace 24 años en que dejó para la eternidad -entonces como consuelo, ahora como malfario- aquello de "me voy... pero me quedo".  

Muchos tenemos, y hemos mantenido durante años, un vínculo extraordinario con El País que siempre ha ido mucho más allá del estricto trasiego mercantil por el que te ofrecen un puñado de noticias a cambio de unas pocas monedas. Como traza con memorioso temblor De Paco, El País era un descubrimiento diario de la novedosa realidad en que se convertía esto que todavía dábamos en llamar España.

Recuerdo cuando el periódico no llegaba a Los Palacios y Villafranca y me iba a comprarlo al pueblo de al lado, Dos Hermanas, expresamente; el lento aprendizaje de un curioso estudiante rural fascinado por el olor a tinta y papel; las incansables caminatas a la búsqueda de un quiosco en los lugares más remotos; el pago a precio de oro de un ejemplar atrasado en el extranjero (por ejemplo, en Anatolia, Turquía, cuando el golpe de Estado en la URSS); los amarillentos recortes de cientos de artículos que, sin posibilidad alguna de ser releídos, abarrotan las carpetas del viejo archivador, anclado como un paquidermo en esta pequeña habitación; las firmas familiares y adictivas que se fueron quedando en el camino por mor de la estúpida ley de vida que nos lleva a la muerte y aquellas otras que cambiaron de cabecera por desavenencias político-periodísticas.

Aunque el actual no es aquel periódico, despeñado en una imparable evolución decadente, sigo fiel a El País. Todavía en días como ayer en que me planto y decido no comprar un diario que estará casi íntegro y gratis en internet, paro el coche en el quiosco y me traigo a casa un ejemplar con la certeza y la devoción de que llevo una interpretación del mundo, como corresponde a todo gran diario de calidad, y que mis dedos volverán a oscurecerse con la tinta luminosa de artículos como el de Muñoz Molina sobre Onetti.

(Hoy, sin embargo, me ha dado pereza salir y aquí ando, trasteando por esta versión digital en la que las noticias se acumulan de forma imposible y sin mucho sentido, tan lejos de los criterios de aquel "intelectual colectivo" con que el filósofo José Luis López Aranguren definió a El País en afamado texto de 7 de junio de 1981).

Los cargos del periodismo

Los cargos del periodismo

El [presunto] asesino de la mirada ha quedado en libertad sin cargos.

La autopsia revela que las heridas de la niña pudieron deberse a una caída y no a malos tratos.

La responsabilidad del periodismo con todos los cargos al frente.

Y ese "presuntamente" oculto en el pie de foto, tras la lapidación pública. 

El adiós de Enric González

"La dirección de este periódico considera que conviene aprovechar al máximo el espacio de papel, cada vez más escaso, y que estas líneas serán de mayor provecho si se dedican a la televisión en lugar de a peroratas más o menos excéntricas. Se me ha ofrecido volver a ser corresponsal en el extranjero, el empleo al que me he dedicado durante casi dos décadas, y he aceptado. Me largo a Jerusalén en enero. Alguna vez dije en este mismo espacio que no hay que preocuparse si desaparece del periódico alguna opinión, porque cada uno tiene ya la suya. Sigo pensándolo. Creo que hace más falta la información y, dentro de mis posibilidades, en el nuevo destino intentaré conseguirla, comprenderla, escribirla y publicarla". (Canario).

El articulista de El País anuncia su traslado en la columna de hoy. Los veteranos lectores del periódico volvemos a sufrir otro desplante de un equipo directivo que va a la deriva, enmedio de una supuesta modernización que pretende convertirnos en traductores de sms. Lo alertó -otro más- el pasado domingo Javier Marías:

"Es normal que lo que no me gusta de El País me preocupe, no tiene nada de particular. Les sucede a los que son sólo lectores, como demuestran sus Cartas al Director y sus quejas a la Defensora. En los últimos tiempos encuentro cada vez más motivos de preocupación: de tendencia, de estilo, de contenido, de foco o atención". (Que no me entero).

Ahora se va Enric González, uno de los mejores columnistas del diario. Cierto, lo hace a Jerusalén, uno de los centros de la actualidad mundial. Y seguro que lo hará igual de bien que en Londres, Roma o Nueva York. Pero en este país de opinadores recalcitrantes, de voceadores atrincherados, necesitamos razonamientos independientes y argumentos equilibrados. Echaremos de menos su "disidencia elegante y leal de algunas de las concreciones del pensamiento dominante en el diario, su escritura clara y bienhumorada y su capacidad de interesar a los lectores", en palabras de Arcadi Espada. Sea para desentrañarnos los secretos del fútbol, sea para descubrirnos lo mejor del periodismo. Como revela esta galería de artículos.

Una vez le censuraron y salió del embrollo con dignidad y "Derechos". Así:

"Cuando se está en precario conviene establecer prioridades. Y, francamente, las opiniones no son ahora mismo un bien escaso. Lo que está en peligro, lo que debemos defender, es la información. Es decir, los cimientos de la prensa. Los periódicos nacieron para difundir noticias portuarias, comerciales y sociales, no para la batalla ideológica: eso llegó después. Necesitamos saber lo que hace el Gobierno, y eso nunca lo dirá ningún Gobierno; necesitamos disponer de datos fehacientes sobre la banca, las empresas, la justicia, el sistema sanitario, sobre los delincuentes que nunca pagarán su crimen y sobre los otros delincuentes, los que sólo pueden usar la violencia. Necesitamos datos. Necesitamos periodismo.

No se preocupen si un día echan en falta una opinión: tienen de sobra por ahí y, sobre todo, ya tienen ustedes la suya. Preocúpense por lo otro, por lo que nos hace realmente falta. Como decía Manuel Vázquez Montalbán, estamos rodeados. Falta por ver si este asedio acabará como Numancia o como Stalingrado".

De momento se defenderá desde Jerusalén, que no es mal sitio para el combate, aunque aquí nos quedaremos sin un referente del mejor columnismo que se hace hoy en España.

"Escribir a dieta"

Por JUAN VILLORO

Diario REFORMA. Ciudad de México

(19 de Junio de 2009)

Hace años, en todos los periódicos trabajaba un gordo dedicado al arte de corregir la puntuación. Mientras otros sudaban en el lugar de los hechos, él leía con ojos de cazador. De tanto en tanto, chupaba un lápiz como quien prueba una golosina y tachaba un gerundio. No necesitaba consultar diccionarios porque había engordado a fuerza de adquirir palabras.

El corrector obeso era la versión extrema del periodismo sedentario. Su cuerpo expresaba autoridad. Aunque odiáramos sus enmiendas, lo veíamos como a un Buda cuyo paradójico don consistía en suprimir el adjetivo que tanto nos gustaba.

En un diario español conocí a uno de esos gordos, que además tenía el tino de apellidarse Grasa. Nadie se burlaba de él. Su nombre parecía heráldico, digno de su especialidad.

Los correctores perdieron importancia desde que la computadora prometió hacer esa tarea. El gran gordo desapareció mientras las redacciones se llenaban de gorditos.

Los reporteros se ejercitan menos; ya no persiguen las noticias a pie, sino que las buscan en las pantallas. Un oficio de flacos (recordemos al periodista famélico dibujado por Abel Quezada) se ha convertido en una tarea donde la barriga ya no es exclusividad del corrector en jefe.

Internet ha traído numerosos cambios culturales. No vamos a demonizar aquí algo bueno e inevitable, como la lluvia o el teléfono, pero es un hecho que los inventos ponen nerviosa a la gente. La fotografía anunció el fin de la pintura, el cine el fin de la fotografía, la televisión el fin del cine y la computadora el fin de la televisión. El resultado suele ser el opuesto. Cada nueva tecnología prestigia a la anterior: el plástico ennoblece al vidrio, el vidrio al bronce y el bronce a la piedra.

Las fotos polaroid, que parecieron el non plus ultra de lo moderno, acaban de desaparecer para siempre, convirtiendo a sus cultores -de Andy Warhol a David Hockney- en artistas de una edad pretérita.

Dentro de 50 años será imposible encontrar un sistema operativo para leer un CD con la información que hoy podemos grabar. En cambio, se leerán libros caligrafiados hace 2 mil años.

Internet refrendó la fuerza de la cultura de la letra. No podemos vivir sin escritura. La constelación que una vez se trazó con tinta de calamar, ahora brilla en nuestras pantallas.

Sin embargo, ante la galaxia Google, el periodismo impreso ha tenido un ataque de ansiedad. En vez de realzar sus recursos, imita los ajenos. Como la información en línea es muy solicitada, los periódicos tratan de parecer páginas web (menos letras, más imágenes, tips que simulan ser links...).

La reacción debería ser la contraria. Si en la pintura el abstraccionismo mostró lo que no puede hacer la fotografía, el periodismo impreso debería ofrecer lo que no funciona en la red: textos larguísimos para gente que conoce la calma. El periódico italiano La Reppublica es un buen ejemplo al respecto. Se lee al ritmo que impone el papel. Hace poco, uno de sus temas de portada fue la descripción de un beso. Es cierto que el autor era Orhan Pamuk, pero pocos diarios lo hubieran considerado digno de primera plana.

Lo curioso es que mientras se reduce el periodismo de investigación y se eliminan suplementos, las revistas ganan adeptos, demostrando que hay gente dispuesta a leer textos más extensos que los de las cajas de cereales.

La red se ha convertido en su propio tema: es el horizonte de los acontecimientos. En vez de acudir al lugar de los sucesos, el reportero vigila la realidad virtual. Como todos pueden llegar ahí, la competencia se basa en la homologación. El triunfo de conseguir algo único es menos decisivo que la derrota de perder lo que los demás consiguieron. La novedad tiene un criterio estándar.

Otro efecto secundario de internet es la disminución de corresponsales extranjeros. La red es una plaza sin patrias donde se intercambian datos de todas partes. Los enviados especiales se han vuelto caros y en cierta forma desconfiables: ven de manera peculiar un mundo que aspira a la norma.

Para colmo, en muchas ocasiones el reportero debe escribir un texto aplicable a varios formatos (el periódico impreso, la información en línea, el boletín de radio o televisión). Por lo tanto, ofrece una materia neutra donde los giros personales se evitan como grumos en el arroz con leche.

El periodismo sin señas de identidad permite que alguien comente: "ese texto es demasiado literario". La frase debería ser tan rara como la de un chef que dijera: "ese guiso es demasiado gastronómico". Casi siempre, la objeción se refiere a que el texto es complicado. La claridad es un requisito de la prensa (el desembarco en Normandía no se puede comunicar como un poema dadaísta), pero el miedo a la diferencia ha llevado a renunciar a los adverbios y los adjetivos.

Al alejarse de su esencia, la prensa escrita pierde lectores en todas partes. Mientras los periódicos adelgazan, los periodistas engordan.

No será por mucho tiempo. No hay vida sin historias. Nada más urgente que la crónica de un beso.

(Visto en Escolar y La Fragua)

Y tan "Rodeados"

Y tan "Rodeados"

En un repaso tardío (fiestas obligan) a los blogs habituales me entero de que El País ha censurado una columna de Enric González. Escrito tengo aquí que Enric es uno de los periodistas de lectura obligada, francotirador desde la penúltima del diario de Prisa, iluminando el mundo a partir de los apagones televisivos, como hiciera el añorado Haro Tecglen. Uno no sabe si su ubicación responde a un intento de desactivarlo o de darle consistencia a una sección que alterna la majadería audiovisual y los intereses comerciales del grupo. El metódico bisturí y la ironía liberadora de Enric hacen temer lo peor. Como ha ocurrido con la columna censurada (que tomo de Escolar y reproduzco), en pleno debate sobre la deriva económica de Prisa y la descomposición de El País, a cuyos directivos no han gustado las referencias del periodista al recorte de sueldo propuesto a los trabajadores del diario y a la "ludopatía bursátil de los dueños".

Rodeados

ENRIC GONZÁLEZ

No he visto aún el arranque de Operación Triunfo, en Telecinco. En realidad, a la hora de escribir estas líneas (19.30 del miércoles), el cuerpo me pide que me abstenga. Pero cuando el hipotético lector tenga este periódico en las manos, o en la pantalla, las cosas habrán empeorado. Y yo, con toda probabilidad, me habré autolesionado con un electrodoméstico, con un televisor, concretamente. O sea, habré visto OT. Y habré asistido a la presentación de Ramoncín, paladín de la propiedad intelectual y de los derechos de autor, como miembro del ilustre jurado. Es de suponer que para entonces, mi mañana y su hoy, andaré aún peor de ánimo. Quién iba a decirle a uno que acabaría añorando a Risto Mejide.

Lo que puede ir mal, va mal. Eso ya lo sabíamos. Aun así, resulta difícil no apenarse ante el presunto fichaje de Francisco Rivera, también conocido como Kiko o como Paquirrín, por parte de Sé lo que hicisteis (La Sexta). La gracia de ese programa solía consistir en la aparente distancia con que se abordaban las monstruosidades televisivas: emitían trocitos de basura, pero era basura ajena, fenómenos frikis de otros espacios, de otras cadenas, y envolvían el producto con una ironía sarcástica. La incorporación del señor Rivera, como monologuista, aprendiz de monologuista o lo que sea, constituye un cambio cualitativo: Sé lo que hicisteis incorpora su propio monstruito. Si Ana Rosa Quintana tiene a Belén Esteban, ellos tienen al señor Rivera. Francamente, no creo que puedan reírse los unos de los otros. Si acaso, podrán comparar la magnitud de sus respectivas tragedias.Todo esto induce al pesimismo.

Uno lo ve todo negro. No quiero ponerme en lo peor, pero cualquier día, en cualquier empresa, van a rebajar el sueldo a los obreros para financiar la ludopatía bursátil de los dueños. Ya sé que exagero, que esas cosas no pasan. Pero antes tampoco pasaban cosas como la de Ramoncín y Paquirrín, y ya ven. Como decía Manolo Vázquez Montalbán, estamos rodeados.

(La imagen es de Quinta Tinta)

Nuevo Mundo

Nuevo Mundo

¿Es cosa mía o la renovada maquetación del diario de Pedro Jota se parece demasiado a El País renovado?

Hago la prueba del algodón. Tapo las manchetas y le pregunto a ella, que cada día elabora un dossier de prensa -clipping press, lo llaman los cursis-. Se equivoca de periódico.

Los expertos de Maquetadores analizan el mero lavado de cara.

Arcadi Espada escribe en El Mundo por dentro: "Mal asunto. Me gusta".

Internet amenaza la prensa escrita hasta poner en peligro el negocio. Desazona ver en papel la portada de El País que repasé en la web la noche anterior. Es vieja, repetitiva.

"Mi vida periodística acabó antes de Internet, ¡menos mal! Internet lo ha cambiado todo. Y has de convivir con ello. Pero puedes exigir que los estándares de Internet sean buenos. Y hay aspectos en que lo son. Pero hay mucho loco también".

Lo dice Ben Bradlee, ex director de The Washington Post, hoy en El País, en una entrevista de Juan Cruz, junto a otras frases elementales y, por tanto, llenas de sentido común y de amor a esta profesión. Por ejemplo:

"Tenemos que concentrarnos en el significado de esos hechos que ya no damos nosotros en primer lugar; tenemos que saber si son importantes, si influyen en la historia, qué pasará en el mundo si se consolidan... Tenemos que saber eso y contarlo. Ésa es nuestra función ahora.

(...) Si la opinión la da un periódico importante, la gente no confunde los hechos con las opiniones. Por eso es tan importante mantener la reputación de los periódicos.

(...) Éstos son momentos buenísimos para el periodismo. ¡Están ocurriendo tantas cosas! El acceso a la información es tan amplio. En los días de Roosevelt no teníamos ni idea de lo que estaba ocurriendo en el mundo. Hoy impresiona la cantidad y la calidad de reporteros que hay.

(...) Decían: los periodistas saben de muchas cosas, pero de todas sólo un poco. Y es verdad. Uno de los placeres del periodismo es que nunca sabes de qué vas a escribir cuando vas al trabajo

(...) Los principios son para los dueños, no para los editores. Y para un periodista el principio fundamental es buscar la verdad y contarla. Es verdad que hay muchas verdades, es complicado buscarlas..."

Otro sueño americano

Otro sueño americano

The New York Times, 4 de julio de 2009

Modernidad y torería

Los mismos supuestamente grandes diarios españoles que hace unos días ignoraron en sus portadas la concesión del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades al buscador Google, hoy se inclinan ante la sangre derramada por un torero.

Sin militar en la antitauromaquia (mi compadre dejaría de hablarme), la Fiesta Nacional me desagrada; salvo algunos apuntes de viejas imágenes de Curro Romero o Rafael de Paula. 

También me resulta sospechosa esa presión mediática en torno a la figura de José Tomás en unos tiempos en que las corridas decaían tanto como los bichos que las coprotagonizan.

En cualquier caso, aquí, si hay que proclamar, somos de Morante de la Puebla.

Arcadi de ida y vuelta

El año nuevo trajo una mala noticia para los fascinados con el periodismo y sus técnicas: Arcadi Espada cerraba su blog, uno de los más influyentes del paisanaje internáutico, después de cuatro años.

Ahora El Mundo, donde es columnista, anuncia que Espada abre desde mañana un nuevo blog, "El Mundo por dentro", en el que realizará "un análisis crítico" del diario de Pedro J. Ramírez.

Parto de que el extraordinario periodista mantendrá el nivel de sus afilados análisis y la agudeza y profundidad de sus opiniones, como ya hizo con lo que denomina "la prensa socialdemócrata", en referencia a El País. Y espero con ansia de aprendiz la deconstrucción de un periódico en el que técnica y ética no siempre conviven en armonía, que ha hecho bandera de la teoría de la conspiración en el 11-M -a la que siempre se ha opuesto Espada-, que coquetea a menudo con el amarillismo para alimentar la cuenta de resultados y otras reyertas mediáticas y políticas y cuyos juegos editoriales -incluidas sus páginas de opinión- pueden viajar de la ultraderecha a la ultraizquierda si sirven al Partido Popular, pero sobre todo, a los intereses no siempre claros de su director.

La cita, diaria, es sobre el mediodía.

Intenciones

Al hilo del comentario anterior, pienso que el señor juez deja el periodismo a merced de las intenciones de los profesionales, sujeto a su "diligencia y buena fe".

Y ya escribió hace un par de días Arcadi Espada con razón que "Los libros de estilo de los medios deberían llevar una sentencia que prohibiera tajantemente las intenciones. Hay pocas vías de agua más peligrosas para el crédito de un medio. Pero, en justa correspondencia, despierta grandes apetencias entre los políticos. Exhibidas en los medios, las intenciones son siempre un camino de ida y vuelta: contenta a los que estén a favor de tomarlas (¡por fin van a hacerlo!); pero también a los que se resisten (bueno..., al fin y al cabo sólo es una intención)".

Actualización 20.36 h.

Intenciones, diligencia, buena fe... ¿Y los hechos? Nada dice el juez de la materia prima de la información. Parece que da igual que los hechos narrados sean ciertos o  no, vale con el ordinario trasteo de las opiniones/suposiciones. Supositorios de actualidad, al calor del recto.

Diligencia periodística

"6º.- En fin, no es exigible en lo noticiable una absoluta certeza o acomodación a la verdad libre de errores, sino sólo una actuación diligente y de buena fe en la difusión de la información que se tiene como cierta. Acreditar que los periodistas contrastaron la información y actuaron con diligencia profesional".

Esta frase tremenda la ha redactado el juez de lo penal número 3 de Sevilla, Francisco José Guerrero Suárez, en la sentencia que absuelve al director de El Mundo de Andalucía, Francisco Rosell, al redactor jefe Javier Caraballo, al ex presidente de la Caja San Fernando, Juan Manuel López Benjumea, y al detective privado Joaquín Corpas del delito de injurias graves con publicidad. Los cuatro habían sido denunciados por el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, y otros dirigentes del PSOE regional, tras la publicación en El Mundo de una noticia que les acusaba de ordenar un supuesto espionaje al financiero.

El juez concluye que "la información hay que considerarla veraz, por cuanto los distintos medios de prueba determinan que se ha actuado con diligente búsqueda de la verdad, de buena fe y seriedad en la actuación profesional. Por lo que no hay intención de difamar".

Dos versiones: El Mundo / El País

Estuvimos allí

Estuvimos allí

A veces el pasado regresa con media sonrisa.

Pero no. Yo no fui editorialista de Liberación como dice el enlace anterior. En aquellos meses recién había terminado Periodismo y trabajaba en la revista Noticias Obreras, de la Hermandad Obrera de Acción Católica, adonde me llevó unos años antes Agustina Ureña Heras, compañera de tantas vicisitudes en aquel Madrid luminoso de la movida y ensombrecido de pensiones. "Cuando era feliz e indocumentado". 

Hasta la sede del periódico fuimos los dos un buen día, cuando aún trajinaban con los números cero, con varios recortes, un puñado de notas y un contagioso compromiso con cualquier causa perdida. Nos acogieron con el mismo entusiasmo y nos dedicamos a trastear temas sociales y, sobre todo -pardiez, la vida-, religiosos. (A la izquierda revoltosa siempre le ha fascinado el poder eclesiástico). Y mi madre enmarcó la página de la foto en que el progre obispo Echarren me echaba la mano al hombro mientras yo sujetaba la grabadora. Sigue ahora en este escritorio. 

Liberación era nuestra casa, allí dimos los primeros pasos profesionales, allí creíamos construir la alternativa de una izquierda imposible al posibilismo de la socialdemocracia del PSOE y a los ya preclaros intereses mercantiles de su altavoz, El País. Luego vino el cierre, el conflicto laboral, el finiquito (¡nuestro primer sueldo oficial!) y a buscarse la vida por otros derroteros. Como (casi) todo en aquellos años, fue bonito mientras duró.

El País escribió la necrológica, en su mejor estilo de guiño izquierdista y zanahoria liberal:

"EL CIERRE del periódico Liberación, de Madrid, tras cinco meses escasos de su aparición, supone una nueva señal de alarma sobre la precariedad del pluralismo infórmativo de este país y sobre las dificultades de todo género que la Prensa escrita tiene que afrontar en la sociedad actual. Es obvio que Liberación salió a la calle con muy pocos medios económicos, con una estructura empresarial de escasa eficacia a la hora de editar un diario y en medio de un desconcierto general de la izquierda política e intelectual de este país, a la que pretendía dirigirse. Y es obvio también que su pretension de ser un diario alternativo desde el principio le cegaba determinados mercados y le condicionaba algunos contenidos.

(...)

Porque no basta, aunque sea indispensable, la pluralidad de la iniciativa ni el depósito de ésta en sectores no controlados por el poder político para garantizar los derechos constitucionales de la libertad de expresión. La comunicación es un hecho complejo que no admite recetas simples. Y quizá esta sea la lección principal que el caso de Liberación ofrece a nuestra sociedad. La de que no es suficiente imaginar una realidad distinta para transformar la que tenemos. Aunque estas consideraciones no sirvan para empañar el desánimo que suscita la desaparición de un periódico -y de un periódico de sus características- en la España democrática".

¡A por ellos, oé!

¡A por ellos, oé!

El 4-0 de España a Ucrania en el Mundial de Alemania ha elevado al paroxismo la fiebre futbolística del país, como ya ocurriera con las victorias de Barcelona y Sevilla en las copas de Europa. Es lógico en un deporte que, apremiado por el negocio y el share, pero más allá, mueve los sentimientos irracionales (sé lo que escribo, fui al fútbol por primera vez con tres años y puedo pasar una tarde viendo un amistoso Togo-Mali) de millones de ciudadanos. Súmese la retahila de decepciones a las que nos tiene acostumbrados la selección nacional, rota, momentáneamente, por el gozoso triunfo de ayer, y entenderemos la explosión de júbilo de tantos vecinos en tantas ciudades de las Españas. Lo sorprendente es que haya periódicos que vinculen la razonable desmesura de los hinchas a la Unidad de la Patria, cual muro cuartelario. Regresa el atosigante Es... Paña x 3.

Como siempre que el vapuleo de la actualidad puede trasladarse al aumento de ventas, es Pedro Jota, siempre en su Mundo,  quien aprovecha el revolutum para cavar trincheras: "...Y ahora resulta que sí somos españoles" proclama desde el editorial [de pago]. Y se sobrasalta a sí mismo: "Una ola de fervor patriótico inundó ayer inesperadamente España". [Las cursivas las aporto yo]. Hombre, no. El brazo más tonto de la ley sabía que a poco que hiciera la selección se desbordaría el entusiasmo por las avenidas abiertas de la libertad. O lo que es lo mismo, cualquier excusa es buena para la fiesta. Pero el contagio alcanza al escribiente: "Por primera vez desde hace mucho tiempo, la bandera tomó las calles a cara descubierta", para reivindicar que España fue ayer "tan sólo España, de nuevo y por fin un país sin apellidos". Claro que Ramírez nunca pierde de vista sus objetivos y aprovecha para zarandear a las huestes de Polanco. Así, la retransmisión de la Cuatro cayó en el "patrioterismo" por incitar a los espectadores a ponerse de pie para escuchar el himno. Y, Villa en el punto de penalti, remata: "Tan alto llegó la marea que hasta ese grupo de comunicación [Prisa] -el mismo que repudió en su día la bandera de la plaza de Colón y que tantas veces ha avalado el replanteamiento de la idea de España- se subió a la ola de entusiasmo y colocó una enorme enseña nacional en la portada de su página web, demostrando que -con cinismo- se puede hacer negocio de una idea y de su contraria". ¡Ay, espejito, espejito!

Tampoco ABC desaprovecha la ocasión para arremeter contra los otros nacionalismos. En Unidos por la selección dice: "Alegría colectiva, banderas, cánticos y, en definitiva, la presencia de los elementos que configuran el orgullo natural por la propia nación, sin excluir a nadie y con respeto pleno al adversario. Cuando está en juego el prestigio y el éxito internacional de España, el localismo de vía estrecha queda reducido a la dimensión minúscula que le corresponde. Encerrados en su pequeño mundo de intereses y reparto de poder, algunos políticos no conectan con la realidad de la gente común. España es una nación que cuenta su historia por siglos y que vive con naturalidad en el sentimiento de millones de personas. En estos casos, nadie se acuerda de debates identitarios, supuestas realidades nacionales o egoísmos insolidarios".

Mejor, por una vez, Jiménez Losantos, que concluye su columna, incrédulo de sus propias peroratas: "¡Ernesto, pero qué es esto! ¿Que cuando había España perdíamos y como ya no hay España, ganamos? No sé, pero de no verlo..." Será que le han levantado la bota.

(Foto tomada en la manifestación de la AVT del sábado, vía Escolar).

Periodismo de espionaje

Regresa el viejo encanto del periodismo de investigación versus periodismo de filtración, e incluso de conspiración, o todavía más, de intimidación. Vuelve el glamur del periodista portavoz de valores eternos, brazo mediático de la estrategia de un partido para alcanzar el poder que le niegan las urnas. Es, por una vez, el gesto judicial que frena la vorágine del libelo, del rumor, de los montajes impunes. Lo cantó ayer el teletipo y lo reproducen hoy, cada cual a su manera y desde sus intereses, El Mundo y El País en la apertura de sus respectivas ediciones andaluzas. Crudo relato:

El Juzgado de Instrucción número 1 de Sevilla ha ordenado la apertura de juicio oral en el caso del falso espionaje a Juan Manuel López Benjumea, ex presidente de la Caja San Fernando. La magistrada Elvira Alberola imputa de un supuesto delito de injurias graves con publicidad a López Benjumea, a los periodistas del diario El Mundo, Francisco Rosell y Javier Caraballo, y a Joaquín Corpas, el falso detective contratado por el ex directivo para fingir que seguían sus movimientos. La juez les ordena depositar una fianza para asegurar las posibles multas e indemnizaciones.En su auto la magistrada impone a Manuel López Benjumea una fianza de 126.000 euros, a Joaquín Corpas, de 63.000, a Francisco Rosell y Javier Caraballo, de 84.000 euros cada uno. Deberán hacerlo en 24 horas o de lo contrario embargarán sus bienes por el valor establecido. También pueden prestar fianza solidariamente en la cantidad de 710.000 euros. Al mismo tiempo, la juez establece en el auto la responsabilidad civil solidaria de Unión Editorial S. A., editora de El Mundo. De esta forma, le requiere que, también en 24 horas, desde el momento en que sea notificada, preste fianza por importe de 710.000 euros.

Las acusaciones consideran que la publicación en El Mundo en noviembre de 2001 de un reportaje sobre el seguimiento del que presuntamente había sido objeto López Benjumea por orden del presidente de la Junta, basado en un video que la justicia ha establecido que estaba manipulado, respondió a un "montaje, cuyo único objetivo era la búsqueda del escándalo político" e influir en el proceso de renovación de cargos directivos de las cajas, entonces en marcha.

Al tono de socarrona satisfacción de El País se enfrenta el lastimero de El Mundo, con expresiones del tipo "este periódico publicó la existencia de un video en que una persona afirmaba...", "tras contrastar la información con todas las partes implicadas, incluido el propio PSOE", Chaves "inició una batalla legal contra el periódico y los autores de la información". "Desmesurada fianza" dice un editorial del periódico que añade que "El Mundo se limitó a hacerse eco de la denuncia de López Benjumea" y apela a que la Delegación del Gobierno, entonces controlada por el PP, confirmó la noticia. Se defiende para decir que "cumplió con su obligación profesional de proporcionar a los ciudadanos una información contrastada" y concluye que la fianza "pone de relieve la capacidad de ciertos cargos públicos para establecer mordazas a la libertad de expresión".

¡Cielos, libertad de expresión! ¡Cuántos desmanes en tu nombre sacrificado en el altar de las trincheras políticos-mediáticas! Hasta que llega una juez -oh hermosa señoría- y desnuda a los poderosos príncipes de las orondas columnas de Hércules y muestra las vergüenzas, casqueía impúdica sobre el estrado. ¡Un montaje con un video trucado y un espía de alcoba! A la cárcel no, señoría, de becarios a Korpa o de animadores a Salsa rosa. Para que aprendan no más.  

Tecla maldita

Como a díscolos párvulos, lo advertía el jueves pasado la profesora del curso de doctorado al encargar el trabajo sobre mensajes periodísticos: Y no copien. Y si lo hacen, citen. Que hoy día todo se sabe. Antes o después.

No alertó del riesgo de pulsar la tecla equivocada ni de los duendes del ciberespacio. Todo puede pasar y nadie está libre de un desliz. Es lo que cuenta Juan Varela en Periodistas 21 que le ocurrió a la columnista de La Rioja, Mayte Ciriza. Lo reproduzco:

"Mayte Ciriza es una columnista del diario La Rioja. Hace unos días vió un texto en internet en una página donde la gente cuenta sus cosas. El testimonio de Betty Aronson sobre los mil trabajos caseros de las mujeres y la desidia de los maridos.
Le impresionó tanto que lo publicó con una adaptación a la cotidianeidad riojana: las palomitas se convirtieron en alubias y la carne en pescado. Y claro, como siempre pasa en internet, la pillaron. Y la sombra del plagio se cernió sobre la psicóloga riojana.
¿Es plagio o intertextualidad impresionada?
Mayte explica que fue un error. Dice que envío la versión mala, típico error del correo electrónico. En la buena, la que debería haber sido publicada, tenía que decir: "Entre las decenas de correos anónimos que cada semana aparecen en mi ordenador, he recibido uno que cuenta, más o menos, esta historia que merece la pena leer".
Mayte no se volverá a olvidar y comprobará los archivos adjuntos antes de enviarlos. Sólo una cosa, el original estaba mejor escrito".

Guerras tribales

¡Qué lejos aquellos tiempos de la conspiración mediática judicial de la derecha contra Felipe González! Ahora la batalla es entre afines: Vocento y ABC contra la COPE y Jiménez Losantos. El comunicador de la cadena de los obispos pretende que diarios y columnistas sean eco de sus guerracivilistas homilías matinales, a lo que se oponen el diario de conservador de pequeño formato y sus propietarios vascos, con variados intereses en los medios de comunicación. Hay un enfrentamiento político, pero también económico. Punto Radio, la cadena de Vocento con el liderazogo del veterano Luis del Olmo, compite en un mercado muy fragmentado y desde posiciones centristas. Un modernizado ABC hace frente en los quioscos a los imaginativos despligues de El Mundo. Los ilustrados neoconservadores se desviven por que los informativos de Telecinco hagan pinza con los de Antena 3 frente al imperio Polanco y el empuje de Cuatro y La Sexta. Más la sorda batalla de las televisiones locales. 

Cansados de insultos, los agraviados disparan: Vocento S.A. y Diario ABC, S.L., editora de ABC, interpusieron ayer una demanda ante el juzgado de lo mercantil de Madrid, en ejercicio de acciones por competencia desleal, contra Federico Jiménez Losantos y Radio Popular S.A. Cadena de Ondas Populares (COPE). Los demandantes entienden que Federico Jiménez, desde su programa La Mañana de COPE, impulsa desde hace meses una campaña dolosa de denigración contra Vocento y ABC, campaña que infringe la Ley de Competencia Desleal, por lo que requieren del juez una condena a los demandados para que cesen en esa campaña e indemnicen a las entidades demandantes por los daños y perjuicios ocasionados.

Responden así a las habituales diatribas del locutor, que descerraja su pim pam pum contra el director de ABC, José Antonio Zarzalejos: "En esta historia, yo entro en guerra con estos tíos, con Carcalejos, le llamo Carcalejos, claro, el día que dice que a la COPE la han echado del EGM por manipular la audiencia, que es mentira, que eres un embustero, es mentira, a la COPE la echan por descubrir la verdad, y en ese momento, cuando yo empiezo a darle, digo éste es el teléfono, si quieren darse de baja en el ABC éste es el teléfono, llaman doscientos, porque no había más capacidad, han sido miles los que se han dado de baja...y este tío se cree que por tener el ABC es más importante que la COPE. Entonces, asutadito, saca una nota de la redacción diciendo que es intolerable, que si su puesto de trabajo, que si yo soy muy malo...A la COPE se la puede echar, pero al ABC no. Tiene miedo en niño de Bilbao. Zarzalejos no existe. Zarzalejos es la prueba clara de la dimisión de su responsabilidad de los Luca de Tena y de los señores de Vocento, que no son Bergareche ni Echevarría, son los que tienen el dinero que están haciendo el trabajo sucio de Polanco, que para eso están, para poner a Gallardón en la Moncloa. Y si te crees, Zarzalejos, que eso va a colar, pues lo llevas claro". [Vía El Plural]

La Mondragón del 11-M

El diario El Mundo se cubre de basura una vez más. Su exclusiva de ayer -"La furgoneta del 11-M tenía una tarjeta del Grupo Mondragón en el salpicadero", decía el titular; "Una tarjeta que apuntaba al ’norte", en el interior- ha quedado ridiculizada en El País de hoy: "La policía halló el 11-M en la Renault Kangoo una cinta de la Orquesta Mondragón". El trámite de confirmación era tan fácil como acudir al listado oficial de los objetos encontrados en la furgoneta: "46) Cintas de radio caset (cinco sin caja, de el Dúo Dinámico, Orquesta Mondragón con anotación manuscrita de "Orquesta Mondragón" y los mejores boleros (manuscrito), Grandes Éxitos del Rock and Roll...", [vía Escolar]. Espero ansioso el agudo análisis de los nuevos popes del periodismo y la inmediata intervención del comando ético de la APM, la FAPE, RsF y otras siglas que velan por el buen hacer profesional.

Porque la sospechosa (in)dolencia se alimenta de la tenebrosa (in)decencia cuando se escribe Grupo Mondragón por Mondragón Corporación Cooperativa, el emporio empresarial vasco surgido del movimiento cooperativista. Para que todo apunte al norte, claro. Un  horizonte que el periódico de Pedro José ha perdido enmarañado en la fraudulenta paranoia de unos agujeros negros que, más que trascendencia política -salvo para el sector canalla del PP-, tiene efectos contables. Lo amarillo vende. Y lo ficticio más. Porque la realidad siempre es más dura. Puede dejar 191 muertos y casi dos mil heridos. Por ejemplo. Y pese a la ceguera de tipos que aún osan llamarse periodistas y que reciben galardones de colegas que cínicamente se atribuyen la defensa del periodismo. Libre, apostillan con vomitivo orgullo.

Relevo generacional en "El País"

Relevo generacional en "El País"

El País cumplirá 30 años el 4 de mayo, y ese día Javier Moreno accederá a la dirección del periódico, según ha propuesto hoy el todopoderoso presidente del Grupo Prisa, Jesús de Polanco. Sustituirá a Jesús Ceberio, que lleva 13 años en el cargo y que se ocupará a partir de ahora de la coordinación de todos los medios escritos de la compañía. El Consejo de Redacción votará el martes el nombramiento de Moreno, que ya obtuvo un importante respaldo cuando fue designado en septiembre director adjunto a la par que Vicente Jiménez, el otro posible candidato a la máxima jefatura del diario de referencia nacional. Entonces obtuvo 117 votos a favor y 92 encontra, por los 147/61 de Jiménez. 

Moreno, de 43 años, es un periodista de la Casa, el hombre de Cebrián, actual consejero delegado de Prisa y primer director, que nunca ha mostrado mucho cariño a los titulados de la profesión y siempre ha impulsado la propia formación corporativa. Éste es el caso. Químico de formación, aterrizó en el Máster de El País con 29 años y desde entonces no ha dejado el Grupo. Es un producto de la cantera, sin conexiones conocidas con la vieja guardia de redactores que protagonizaron los años dorados. Su carrera, en sólo 13 años, ha sido un sprint al estrellato desde las lejanas prácticas en la sección de Economía a la dirección. Entre enero de 2003 y junio de 2005 fue director de Cinco Días, el diario económico de Polanco. (Hay quien le ha recordado hoy que en aquella etapa llevó a cabo una dura reconversión y el salmón recortó el 34% de su plantilla).

El nuevo director tendrá que afrontar tiempos complicados, en los que el diario ya ha comenzado a ajustarse -por ejemplo, en los suplementos autonómicos- y a modernizar, todavía con timidez, su diseño. Le espera una redacción que sabe de su peso, pero también de sus limitaciones: la mayoría de los que salieron creyéndose más que el medio no han superado luego las viejas glorias pasadas. Moreno habrá de lidiar además con el tantas veces excesivo apoyo al Gobierno socialista y con los ataques constantes de sus competidores de la derecha ultra, moderada y amarilla, y tratar de sacudirse el anquilosamiento de tantos años de referente para la clase política y económica de la Transición. Apostar por un periodismo moderno, abierto y participativo sin perder el rigor y la coherencia editorial será una de las claves del futuro del periódico, que tendrá que afrontar también la permanente limitación/reducción de medios a favor de las inversiones audiovisuales de Prisa.

Y sin embargo, volveremos al quiosco con la esperanzada garantía de que en ese espejo de papel no hay otro con la misma solidez informativa ni con la calidad periodística ni con la visión de la sociedad. Es una de mis fidelidades, incluso muchas veces, mal que me pese. 

[Foto: Bernardo Pérez, El País]

"Entrecejo Fruncido"

En El País de Cataluña despiden a Arcadi Espada, tras su salto a la política y su traslado como columnista a El Mundo. Firma "La Crónica" Agustí Fancelli, heredero no sé si eventual de la página, que escribe cosas así:

"Si el nacionalismo siempre se ha caracterizado por reñir a quienes no comparten su ideario, el antinacionalismo (o "posnacionalismo", según la definición que los ciudadanos prefieren dar de sí mismos) parece seguir el mismo camino. El ex cronista de los lunes lleva mucho tiempo con el entrecejo fruncido, que ha identificado con el buen periodismo. Desde que publicó su libro Contra Cataluña, en 1997, y más tarde en su blog ha venido aleccionando a muchos profesionales de esta casa por su tibieza frente al nacionalismo, la corrección política o simplemente el -a su juicio- recto proceder informativo, a falta de otros temas de que ocuparse. Ahora Arcadi Espada ha llegado a la política, el lugar donde podrá reñir a sus anchas, siguiendo honorables ejemplos.

Nosotros, los de entonces, sí somos los mismos. Como propugnaba Sol Gallego hace unos días, procuraremos seguir fieles al periodismo no de ataque, sino de preguntas insistentes, de defensa, que practica la octagenaria Helen Thomas en las ruedas de prensa de la Casa Blanca y que pone en apuros al mismísimo portavoz de Bush".

Consejo de Lectores

Consejo de Lectores El semanario "Tiempo" ha iniciado una etapa en la que está decidida a abrir su línea editorial a los compradores con la creación de un inédito en España Consejo de Lectores ajeno a la propiedad y que intervendrá "en la autocrítica" y "en las propuestas de contenidos", según su director, Jesús Maraña, quien defiende así los cambios: "La revista Tiempo está a punto de cumplir veinticuatro años como líder del sector de semanarios de información general. Y pretende seguir siéndolo durante mucho tiempo. Por eso nos presentamos esta semana ante los lectores con nuevas propuestas, formales y de fondo. Con la convicción de que la calidad, la profundidad y la honestidad informativas seguirán teniendo su público mucho después de que los agoreros se queden mudos".

 

Incorpora un suplemento con lo mejor de la prensa mundial y una sección sobre la blogosfera, a cargo de dos clásicos del género, el profesor José Luis Orihuela, de "eCuaderno", y José Luis Antúnez, creador de BlogsMedia. Como nuevos columnistas figuran el filósofo Fernando Savater y la directora de cine Isabel Coixet.  Y han diseñado una nueva página web. La vieja "Tiempo", que creció con la Transición y ha madurado al devenir de la democracia, entra en el siglo 21 como ese chiquitín asustadizo de la foto.