Panorama desde la pantalla
Entre la Cuatro y la Sexta, la vieja TVE se quedará sin espacio ni audiencia. De entrada, ya ha perdido la Champion futbolera, que pasa a manos de Antena 3 , que ha sabido negociar con más habilidad, más fondo o más interés con los buitres de la UEFA su emisión en abierto. La cadena pública vuelve a perder otro de sus escasos tesoros, como le ocurriera con la Fórmula 1 y le ocurrirá en cuanto el Mundial de Motociclismo comience a ser rentable. (Quizá el año próximo con el esperado duelo Pedrosa-Rossi). Carlotti, el capo de Antena 3, lo ha tenido claro. Pocos acontecimientos y menos programas podrán garantizar audiencias de en torno el 30% tras la enorme fragmentación de la oferta televisiva, con seis emisoras en dura y cruel competencia. La Liga de Campeones es uno de ellos, a poco que Real Madrid y Barcelona tengan aspiraciones. El italiano a sueldo de Planeta Agostini no ha perdido la oportunidad de insinuar que la decisión de los mandamases del fútbol europeo no sólo está relacionada con una mejor oferta económica, sino también con el dudoso futuro de TVE. Éranse una vez los despojos de un ratón perdido en el desierto, acechado por negras camadas. Y el 7 de noviembre despega TelePolanco, que hoy ha presentado su programación con toda fanfarria. A expensas de que el share obligue a alguna jugada de tahur -con los ases del fútbol, el cine y el porno en la manga-, la parrilla de la Cuatro tiene en Gabilondo a su gran estrella informativa, y en la Ser y CNN+, a su mejor cantera. Los socialdemócratas tendrán telediarios serios y sin complejos frente a la pusilanimidad institucional de Llorente y Milá en La Primera, los vaivenes berlusconianos de la Cinco pese a sus afanes de centralidad y el derechismo sin cuento de la Tres por mucha retranca que le ponga Matías Prats a tan tendeciosas entradillas. El resto de la Cuatro pretende ser un referente de cierta calidad, aunque con las fórmulas habituales. Lo primero no es complicado visto el paupérrimo nivel; lo segundo es obvio en una lucha sin prisioneros por un punto de audiencia. También tienen que cuadrar las cuentas.
La Sexta todavía es un boceto, una aspiración con muy buenos asideros en el poder, aunque el empresario Blas Herrero (Kiss Me) también pugna por la cuarta licencia. De obtener la concesión, dos de las grandes productoras españolas, Globomedia y Mediapro, con el respaldo de la mexicana Televisa, estarán lo bastante ocupadas como pensar en proyectos para sus competidores. Bailará el mercado.
Soy de los que dudan de que haya espacio y publicidad y dinero para todos. Comprobaremos en breve si cuando lleguen las dificultades nuestros genuinos programadores acudirán como siempre al descenso a los infiernos de las bajezas humanas u optarán por morir dignamente. Los próximos meses serán apasionantes.
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